DE AQUÍ Y DE ALLÁ
MIGRACIÓN Y DESARROLLO LOCAL

Eduardo Meza Ramos
Lourdes C Pacheco Ladrón de Guevara

MIGRACIÓN Y GÉNERO EN EL SISTEMA MUNDIAL

Introducción

El propósito del presente texto aspira a presentar algunas refl exiones sobre los desafíos que las migraciones tienen para alterar la relación jerarquizada entre los géneros y los retos que debe enfrentar la refl exión sobre los lugares que tienen las migraciones dentro del sistema sexo/ género mundial.

Estos desafíos afectan tanto la organización social mundial como la relación entre los sexos. Si bien el análisis de los cambios en el sistema mundo excede los marcos de esta exposición, destaco algunos de sus rasgos fundamentales. Por ello, el análisis se refi ere a las distintas fronteras que atraviesan las mujeres que migran.

Mujeres de esta orilla

A Ángela, una mujer wirrárika del poblado de Salvador Allende del municipio de Tepic, Nayarit, su madre le avisó que su hijo se había perdido. El niño salió a la escuela por la mañana y no regresó en todo el Migración y género en el sistema mundial Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara* Pero nosotras queremos hablar atravesando las fronteras, aunque las fronteras atraviesen cada palabra: las cruzaremos de pura nostalgia y así estaremos en consonancia con cualquier lugar

Ingeborg Bachmann Invocación a la Osa Mayor

* Doctora en Ciencias Sociales. Actualmente investigadora de la Universidad Autónoma deNayarit día.

A la mañana siguiente, la abuela llamó a Tijuana, ciudad fronteriza de Estados Unidos, por telefonía rural, para avisar a su hija que su hijo se había extraviado. Ángela se había ido a trabajar a una maquiladora por lo que dejó sus hijos de edad escolar en la comunidad indígena al cuidado de su madre.

Era necesario dejar a los hijos para seguir contando con la beca que el Programa Oportunidades1 les otorga para que permanezcan en la educación primaria. Estos acuerdos permiten a las mujeres jóvenes, seguir contando con la beca que el programa otorga para que los niños sigan estudiando. Cuando la madre de Ángela, le avisó sobre el extravío del niño, pidió permiso en la maquiladora donde trabajaba, a fi n de venir a buscar a su hijo.

Ángela nos dijo:

«El domingo me avisaron que uno de mis hijos andaba perdido y me vine luego luego en el camión. Ya apareció porque se había ido detrás de otro niño más grande que sí sabe irse a muchos lados, a Atonalisco y hasta Tepic (caminando). Me los quiero llevar hoy mismo porque hoy me voy a regresar. Tengo un niño chiquito que no puedo dejar. Mi mamá me dice que me espere a que termine la escuela porque ya no falta casi nada. Así me lo llevo con papeles y allá lo puedo volver a meter a la escuela» (Ángela, 2004).

Ángela regresó a Tijuana ese mismo día. No podía quedarse en la comunidad porque las condiciones de vida son de mera sobrevivencia. Migrar, es hoy, una posibilidad de las mujeres, aún de las mujeres indias las que, recluidas desde la época de la Colonia española entre las montañas, hoy deben escapar de la pobreza. Sistema mundo y migración La globalización, ese proceso que sobredimensiona los procesos económicos, sociales y culturales de carácter mundial sobre aquellos de carácter nacional y regional, se asienta sobre la división sexual del trabajo en todas las sociedades del orbe y en la desigualdad y discriminación de 1 El programa Oportunidades es parte de las políticas compensatorias del Gobierno Federal en torno a la pobreza.

De ahí que las migraciones de género deban ser estudiadas a partir de los lugares sociales en que se encuentran las mujeres y tiendan a producir efectos a diversos niveles no sólo en el ámbito migratorio sino en el propio sistema sexo/género a nivel mundial. El estudio de las migraciones es el aspecto más importante y necesario en el estudio de la dinámica integradora actual del mundo, por cuanto los espacios mundiales se encuentran en plenos procesos de integración económica y cultural dentro de la perspectiva de una integración multidimensional que pone en debate temas de gobernabilidad, espacio público/espacio privado, institucionalización, seguridad e interés común.

La migración confi gura procesos sociales decisivos para el desarrollo social y económico, la supervivencia de costumbres, la modifi cación de reglas de convivencia, el afi namiento de la lengua y el surgimiento de nuevas formas de ver, pensar, creer y de sentir, entre otros. Hoy, la aceleración del conjunto de procesos simultáneos se encuentra en el borde del surgimiento de nuevas reglas de la sociabilidad a nivel mundial.

Tradicionalmente el estudio de las migraciones en el sistema mundial se ha estudiado a partir de la migración teniendo como eje central la migración masculina. De esta manera se pueden encontrar diversas periodizaciones sobre la migración. Por ejemplo, para periodizar la migración europea a América Latina se establece el período de 1870 a 1913 como una era de la migración masiva, el período de 1913 a 1945 se defi ne como un período de interrupción de la migración (Solimano, 2003) y el período posterior a 1945 como una segunda fase de globalización caracterizada por la acelerada integración de los mercados de bienes y capitales y una débil integración de los mercados de fuerza de trabajo.

Si la periodización se realiza a partir de México, los periodos tendrán que ver con el establecimiento de los Tratados de Braceros y su posterior cancelación. En los diferentes casos, el sujeto que migra es el varón, cuyo destino será ser jefe de familia (Anguiano y Hernández, 2002). Las migraciones de las mujeres tienen lugar en un contexto de globalización económica y cultural y de transformaciones sociales que ponen en debate las miradas tradicionales sobre la migración y el impacto de las migraciones de mujeres en la conformación de la sociedad. Los efectos 18 De aquí, de allá. Migración y desarrollo local múltiples de las transformaciones económicas y culturares crean nuevas áreas de oportunidades para las mujeres, pero al mismo tiempo, se establecen áreas de riesgo si se toma en cuenta la acumulación de desventajas de la etapa precedente. Diversos procesos sociales se conjugan con procesos económicos y políticos para propiciar nuevos escenarios donde ocurre la migración de mujeres.

La metodología desarrollada para el estudio de las migraciones ha supuesto que las mujeres migrantes son dependientes de los hombres y que se movilizan en tanto esposas o hijas de migrantes. Las estadísticas recopiladas a partir de este supuesto no permiten ahondar en las características de la migración femenina. La difi cultad de obtener datos fi ables, o la ausencia de éstos referidos a mujeres migrantes, son parte de las difi cultades. En tiempos recientes se han iniciado estudios de migraciones de mujeres a partir de la reconstrucción de datos estadísticos que intentan cuantifi car la migración femenina como un punto de partida para la profundización de los procesos sociales que impactan la migración de mujeres (Roque, 2000).

Otro estereotipo que ha contribuido al ocultamiento de la migración femenina lo constituye el hecho de que su caracterización como mujeres dependientes de un jefe de familia migrante, las ha estereotipado como las mantenedoras de las pautas culturales del país de origen y las reproductoras de la identidad nacional o étnica. De ahí que el estudio de estos grupos tienda a acentuar el papel de las mujeres en el mantenimiento de identidades preasignadas dentro del ámbito privado. Posteriormente, las investigaciones centradas en las mujeres en cuanto jornaleras o trabajadoras, esconde la interrelación entre el papel de las mujeres en los lugares de origen y el papel en las comunidades de destino. No siempre se considera la infl uencia de las desiguales relaciones de género ni la articulación de los roles productivos y reproductivos en el acceso a la migración, sino que en este caso, se les estudia con los parámetros desarrollados para la migración masculina, en tanto sujetos que aplican racionalidad a sus decisiones para maximizar sus ganancias.

Desde la perspectiva de género debe estudiarse la migración como un mecanismo que genera desigualdad porque reasigna los lugares De aquí, de allá. Migración y desarrollo local 19 tradicionales y jerárquicos tanto en los lugares de origen como en los lugares de llegada: las mujeres, trabajadoras o dependientes de un jefe de familia, tienen bajo su responsabilidad el ámbito de la vida privada en condiciones diferentes en el contexto mundial. De ahí la importancia de incorporar la perspectiva de género en el estudio de las migraciones femeninas y de acuerdo a los avances en la comprensión y conocimiento de las relaciones de género. A partir de las transformaciones sociales y económicas ocurridas en el sistema mundo, es posible preguntarnos qué transformaciones profundas ocurren en la relación entre los géneros a partir del cruce de fronteras.

Sistema de género y migración

Existen dos cuerpos de bibliografía sobre los dos temas que nos ocupan: por una parte la bibliografía relacionada con la migración y por otra parte, la bibliografía relacionada con las mujeres y los estudios de género. Entre ellos se han empezado a construir diversos puentes que intentan estudiar la migración desde la perspectiva de género, historizar los procesos de migración de las mujeres y convertirlas en el eje de la refl exión. Aquí vamos a señalar algunos puntos de ambas temáticas.

El sistema de género se estructura sobre la división sexual del trabajo en que se basa la organización de la sociedad y se expresa en normas que institucionalizan esa división, la cual señala accesos diferenciados a recursos y oportunidades por parte de hombres y mujeres.

La posición subordinada de las mujeres ha dado, por consecuencia, una posición inferiorizada en cuanto al acceso de las mujeres a adquirir capacidades y adquirir poder, desde el cual transformar las relaciones desiguales en que se encuentran. En la división sexual del trabajo dentro de las sociedades mercantiles, la familia fue excluida como unidad de producción y por lo tanto, las mujeres fueron recluidas al ámbito del hogar cuya característica era la carencia de poder y la dedicación a labores domésticas que, por no pasar por el mercado, no generaban ganancia. Como consecuencia de esa separación de actividades, el ámbito del trabajo fue identifi cado como el 20 De aquí, de allá. Migración y desarrollo local lugar masculino, mientras que el ámbito familiar fue identifi cado como lugar femenino.

A partir de esta división y de la valoración desigual de las actividades realizadas por hombres y mujeres, las migraciones se refi rieron a migraciones realizadas por los varones, en tanto mano de obra que se desplazaba por distintos mercados de trabajo. Las teorías desarrolladas para su estudio, así como las metodologías y técnicas de análisis se refi rieron al sujeto varón, que dueño de su fuerza de trabajo, tomaba decisiones racionales en aras de obtener la mayor ganancia posible (Malgesini, 1998).

Sin embargo, las relaciones establecidas entre el Estado, el mercado de fuerza de trabajo y la familia se sustentan en el sistema de género, ya que las mujeres fueron consideradas el factor oculto para la sobrevivencia de la economía de mercado, puesto que sobre ellas recae el peso de la disminución de los servicios sociales y los efectos del desempleo (Guzmán, 2003). Las mujeres no forman parte de la economía de mercado, sino que la economía de mercado se establece sobre el presupuesto de las labores de las mujeres en la esfera privada, que es, a su vez, privada de derechos.

El sistema mundo producido por la globalización tiene diversos impactos en las condiciones de las mujeres: profundiza la pobreza en las zonas excluidas y desencadena procesos sociales cuyo rasgo visible es la migración de las mujeres, pero cuyas consecuencias se extienden a las formas de organizar la sociedad. Desde esta perspectiva, la capacidad de los gobiernos para conducir los procesos y arribar al establecimiento de nuevas regulaciones depende de factores que no siempre son organizados o controlados internamente, sino que por el contrario, se encuentran fuera del ámbito de infl uencia del Estado. Las nuevas reglas del juego impuestas en el mundo global muestran la incapacidad de los gobiernos para dirigir las dinámicas económicas, sociales y políticas ya que éstas no tienen como origen lo que ocurre dentro de las fronteras geográfi cas de los Estados. De ahí el desafío de construir una nueva gobernabilidad social en el sistema mundo.

Se puede decir que la migración de las mujeres dentro del sistema mundo contribuye a la construcción de un nuevo orden social porque se De aquí, de allá. Migración y desarrollo local 21 trata de procesos que pueden desembocar en la construcción de un nuevo sujeto social que altere la relación tradicional de los géneros. Los lugares sociales de la migración de mujeres El género organiza la vida cotidiana a través del ejercicio del poder patriarcal familiar y social, y la división del trabajo en el ámbito familiarsocial. La división sexual del poder y del trabajo, aplicado al terreno migratorio se convierte en un uso diferenciado de la migración desde lugares sociales diferentes. Cada género accede y usa de manera distinta la posibilidad de la migración, la cual se convierte en un recurso con signifi cados diversos de acuerdo al género, la edad y el ciclo de vida. La enseñanza de la migración desde temprana edad dentro de grupos específi cos: comunidades rurales, poblaciones urbanas pobres, clases medias urbanas, etc. es un acto de disciplinamiento corporal de las niñas y niños de cada grupo. Se convierte en una práctica concreta del uso de la migración, en labores genéricamente atribuidas. En el ámbito simbólico, las migraciones de mujeres tienen escasas posibilidades de ser incluidas dentro de simbolismos que les den cobijo.

En la tradición occidental, el varón realiza su destino en tanto sale de casa. Su lugar es el de fuera: Ulises vence el tiempo y la memoria en tanto cumple proezas fuera de casa, mientras Penélope, el prototipo de mujer-esposa, permanece dentro del hogar, en la espera: la casa es su frontera geográfi ca. El varón inicia el viaje que lo llevará a la adultez y del cual regresará convirtiéndose en ejemplo de éxito: las pruebas a las que se haya enfrentado se convierten en sinónimo de ritos de masculinidad que le dan derecho a ser señor de su tierra y líder de un grupo familiar. Las aventuras de los varones fuera del hogar se convierten en proezas heroicas. En las cosmogonías de los pueblos indios de América Latina, los héroes culturales son varones, sus hazañas fundan la cultura, en tanto que las fuerzas femeninas se asocian a la creación del mundo, a la naturaleza que permanece. En el simbólico occidental las mujeres están excluidas de la aventura, ellas permanecen en el ámbito de la necesidad, de la permanencia, con fronteras geográfi cas delimitadas. En el simbólico occidental, las mujeres pueden ser llevadas, raptadas, por 22 De aquí, de allá. Migración y desarrollo local disposiciones del orden patriarcal. En todo caso, la característica es la incapacidad de decidir el lugar donde vive, por sí misma.

A principios del siglo XXI, en América Latina las mujeres tienen menores niveles de escolaridad que los varones, generalmente son monolingües y viven en sistemas familiares patriarcales, signados por la autoridad de los varones adultos del grupo. En ese sistema se decide el destino de las mujeres que reproduce esos lugares de desigualdad.

En México se pueden distinguir tres periodos en la migración femenina:

El primero corresponde a las migraciones ocurridas a partir de la segunda mitad del siglo XX donde la migración masculina fue la protagonista, a partir del Programa de Braceros México-Estados Unidos (1942-1964). En ese período las mujeres permanecían en los lugares de origen donde asumieron nuevos roles en las comunidades rurales.

El segundo período se refi ere a la migración de mujeres esposas de migrantes, impulsado por las políticas de reunifi cación familiar establecidas por el gobierno de los Estados Unidos que priorizan la familia como el marco en el cual las mujeres deben permanecer. La tercera fase de la migración femenina se refi ere a la migración femenina autónoma e inicia a partir de la década de los ochenta cuando la pérdida de oportunidades de empleo para América Latina signifi có un deterioro del nivel de vida para grandes segmentos de la población. En este caso, mujeres con niveles altos de escolaridad, solteras o casadas, con hijos o sin ellos se empiezan a desplazar a otros países (principalmente Estados Unidos, pero también Canadá y algunos países europeos) con el objetivo de encontrar mejores niveles de vida.

En esta migración debe considerarse también la de mujeres que migran con la fi nalidad de llevar a cabo estudios universitarios y de posgrado. Durante la segunda mitad del siglo XX, las mujeres habían sido protagonistas de fl ujos importantes de la migración jornalera agrícola al interior del país, en esquemas de migración temporal, generalmente con origen y destino rural y migraciones del campo a la ciudad. Este proceso ha sido documentado por diversas investigaciones (Aranda, 1988; Benería y Roldan, 1992; Lara, 1996). La migración de las mujeres indígenas tiene características del segundo y tercer grupo. Del segundo, porque De aquí, de allá. Migración y desarrollo local 23 inició como una migración de grupos familiares debido a las condiciones de comunalidad de los pueblos indios. Tiene características del tercer período porque las condiciones de mera sobrevivencia en que vive una gran parte de la población indígena han provocado la migración de las mujeres fuera de los lineamientos del grupo indígena.

La evolución de los temas sobre la migración femenina da cuenta de una primera mirada sobre los mercados de trabajo en que se insertan las mujeres migrantes a partir de la crisis de la economía campesina y la demanda de trabajadoras domésticas por parte de los centros urbanos.

Una segunda mirada incorpora la categoría de género, vía la reproducción social en la continuación de la desigualdad. La migración de las mujeres se analiza en tanto estrategia de sobrevivencia de la unidad doméstica (De Oliveira y Ariza, 1999). En esta breve síntesis debe decirse que a pesar del avance en estudios sociales, demográfi cos y antropológicos y la apertura que ha signifi cado la incorporación de la perspectiva de género, los análisis sobre migración se enfrentan al reto de sistematización sin perder la riqueza empírica que han generado, superar los esquemas interpretativos economicistas e instrumentales y visualizar las interrelaciones entre la migración y otros procesos sociales relevantes como la subjetivación.

El presente texto se basa en investigaciones sobre la migración de mujeres wirrárikas migrantes de la Sierra Madre Occidental de México (Pacheco, 2005). Cruzando fronteras

Las mujeres migrantes cruzan, al menos las siguientes fronteras:

1. Fronteras sociales: las mujeres se trasladan de un lugar social de subordinación a otro lugar social, que aunque está signado por el control masculino, tiene mejores posibilidades de negociar menor subordinación. La posibilidad de contar con ingresos propios junto con las condiciones del lugar de llegada, permite a las mujeres, acceder a un stock de prácticas sociales que no se tenían en el lugar de origen.

2. Fronteras reproductivas: si la necesidad de contar con ingresos para el mantenimiento de los hijos se convierte en una de las razones que explican la migración autónoma de mujeres, el número de hijos se reduce en la segunda generación. Ello ocurre, porque el acceso a otras formas de aprender la maternidad así como la incorporación al mercado de trabajo y la transformación de la subjetividad posibilita la toma de decisiones personales en torno del cuerpo y sus procesos. La inmigración transforma el signifi cado social de los hijos.

3. Fronteras laborales: el paso de las mujeres del ámbito doméstico al ámbito laboral, es quizá, uno de los cruces decisivos de las mujeres migrantes. En América Latina, la migración de las mujeres desde el punto de vista laboral, ocurre del ámbito doméstico del lugar de origen al ámbito doméstico del lugar de llegada. Ello habla de que la califi cación adquirida por las mujeres en los hogares latinoamericanos les permite encontrar puestos de trabajo en los lugares de destino. No obstante que en ambos se trata de trabajo doméstico, las condiciones en que éste se realiza, produce resultados diferentes. En primer lugar el acceso a tecnología del hogar facilita las tareas de la reproducción doméstica, en segundo lugar, el menor tiempo dedicado al trabajo de la casa libera a las mujeres de tiempo para posibilitarles acceso a tiempo de estudio o de ocio. En tercer lugar, el hecho de que el trabajo doméstico sea remunerado, les permite tomar decisiones que interpelan la dependencia económica tradicional en que fueron socializadas. No ciertamente la elimina, pero otorga una base que posibilita el cambio.

4. Fronteras familiares: las mujeres que migran se convierten en auspiciadoras de tipos de familia donde cambian las relaciones entre los miembros del grupo familiar. Las mujeres, para insertarse en el ámbito laboral requieren el apoyo de otras mujeres en las cuales recae el cuidado de los hijos pequeños, de ahí que propicien la migración de mujeres jóvenes de las comunidades de origen, que a su vez formarán parte del proceso de migración, permanecerán en él por largas temporadas y generarán posibilidades de acceso a recursos, ambientes y derechos. El sistema de las abuelas se refuncionaliza en una estrategia de sobrevivencia de las mujeres migrantes, ya que permite a las mujeres que han salido del ámbito reproductivo biológico, permanecer dentro del ámbito reproductivo social con papeles protagónicos. Las familias así fundadas De aquí, de allá. Migración y desarrollo local 25 establecen nuevas pautas de socialización, ayuda mutua, distribución de bienes materiales y afectivos en torno a la socialización de los miembros de la familia.

5. Fronteras subjetivas: la migración abre nuevas rutas para el inicio de un proceso de transformación de los signifi cados atribuidos a la identidad femenina individual y grupal, así como a la consolidación de ejes identitarios que permanecen. Ello porque el acceso a otras formas de ser mujeres, actúa como detonador de cuestionamientos de la propia identidad, la toma de distancia de los parámetros tradicionales, la autovaloración y el arribo a posicionamientos de la diferencia. Aún cuando ese posicionamiento se refi era a la identifi cación de rasgos elementales comparativos de semejanzas y diferencias sociales con las mujeres de otro grupo social y/o étnico.

6. Fronteras identitarias: la asunción de nuevos roles tanto en lo económico como en lo social amplían los referentes identitarios femeninos de las mujeres, los cuales se centraban en la conyugalidad y maternidad. El ejercicio femenino de representación familiar y la toma de decisiones contribuye a resignifi car la identidad femenina.

7. Fronteras simbólicas: el ámbito simbólico de las mujeres empieza a conformarse a partir de referentes generados en la cultura popular marginal, en particular la música, ya que a través de distintas expresiones musicales se recuperan aventuras exitosas de mujeres que logran atravesar fronteras geográfi cas y posicionarse con éxito más allá del lugar de origen. El trabajo de ONG´s vinculado al apoyo de mujeres migrantes también permite socializar experiencias diversas y construir nuevas simbologías que permite a las mujeres asignar sentido a la migración.

8. Fronteras geográficas: las migraciones de mujeres ocurren de espacios geográfi cos caracterizados por el predominio de la vida rural y semi urbana a espacios urbanos y megaurbanos. Cada vez más, en las estadísticas de la migración latinoamericana, los lugares de llegada son las grandes ciudades de los países de América Latina, de los Estados Unidos y de Europa (en este último caso sobresalen las oleadas de migraciones de mujeres colombianas a España y actualmente, la migración de mujeres ecuatorianas).

9. Fronteras de género: las mujeres en contextos de migración muestran una relativa facilidad para dejar atrás estereotipos de género en los cuales fueron socializadas. La necesidad de ser funcionales a la sociedad en que se encuentran las hace desplegar capacidades de adaptación en el nuevo entorno. Su situación de mujeres autónomas, lejos de convertirse en un estigma las convierte en una mano de obra deseable ya que se encuentran a disposición de los horarios de trabajo sin limitaciones conyugales. En cambio, en el lugar de origen, esa disponibilidad de la mano de obra femenina se convierte en desventaja ya que las convierte en desocupadas. La imposibilidad de trabajar, en las comunidades de origen, las sitúa como mujeres solas, víctimas posibles de los códigos masculinos con que se califi ca a las mujeres, en particular, víctimas de la violencia masculina, de la que también huyen al migrar.

10. Fronteras de poder/subordinación: Las mujeres se convierten en seres económicos, valoradas por la contribución al mantenimiento del grupo familiar, capaces de organizar su familia por sí solas y por lo tanto, pueden iniciar procesos de valorización de su actividad por sí mismas y por el resto de los miembros del grupo familiar. La importancia de las mujeres migrantes en cuanto a ser generadoras de ingreso, la posibilidad de constituir ahorro y la toma de decisiones, les otorga un papel cada vez más preponderante en los espacios de poder tanto en los lugares de llegada como en los lugares de origen. Las mujeres que han tenido la experiencia de la migración por sí mismas, no regresan a los espacios anteriores de subordinación y dependencia.

11. Fronteras políticas: las mujeres migrantes, en los espacios de llegada tienen acceso a información sobre una gama de derechos que les corresponden. La criminalización de la violencia, la disposición masculina sobre el cuerpo y el futuro de las mujeres, la obediencia a arreglos entre varones, pueden ser parte del conjunto de prácticas patriarcales a los que las mujeres se oponen en un proceso de derecho al disenso al interior de las familias. A partir de ello se visibilizan nuevos recursos políticos y jurídicos que modifi can valores y pautas tradicionales y apuntan hacia la ciudadanización de las mujeres (Maier, 2006). De aquí, de allá. Migración y desarrollo local 27 Itaca: el lugar del no regreso Si el lugar de llegada puede cambiar el lugar social de las mujeres, el lugar de partida deja de ser el lugar del regreso. Para ellas no hay Itaca.

Entre las razones del no regreso deben considerarse las siguientes:

1. El nulo cambio en las condiciones que propiciaron la migración. Cuando las mujeres regresan a la localidad de origen se encuentran sin posibilidades de obtener ingresos, por lo que, aún cuando el regreso haya sido necesario o forzado, en un corto tiempo se convencen de la imposibilidad de permanecer en la localidad. Ello las motiva a emprender nuevamente el camino de la migración.

2. La posibilidad de fundar una familia de destino en el lugar de llegada. Ello ocurre cuando las mujeres se unen en pareja con otro migrante en el lugar de llegada. En este caso se ocasiona la fundación de una familia cuyos intereses no siempre están puestos en el retorno al lugar de origen. Aún cuando el esposo sea de la misma región cultural, la nueva pareja tiene posibilidades de realizar una familia de acuerdo a nuevos patrones de comportamiento, fuera del registro que realiza la familia y la comunidad del lugar de origen.

3. La realización de un patrimonio propio en el lugar de llegada. Al contrario de lo que ocurre en las localidades de origen, en las localidades de destino las mujeres migrantes tienen posibilidades de construir un patrimonio propio del cual no tienen que dar cuenta a nadie. Ello se facilita debido a posibilidades de endeudamiento aún en condiciones precarias. La carencia de servicios urbanos no es un factor que impida el asentamiento toda vez que las mujeres migrantes provienen de localidades cuya característica es, justamente, la carencia de servicios. De ahí la relativa facilidad para adaptarse a las nuevas condiciones.

4. La obtención de ingresos propios de manera regular. La periodicidad de la obtención de los ingresos (semanal o quincenal), introduce, a su vez, cambios en el comportamiento de las mujeres, en el estilo de vida, y en el estilo de gastar y/o ahorrar. La seguridad que les proporciona encontrarse insertas dentro de lógicas de trabajo: horario para alimentos, acceso a transporte y seguridad en el ingreso (aún cuando sea a corto plazo), permite a las mujeres tener posibilidades de futuro.

Ello porque el ingreso propio periódico les permite la realización de planes de consumo y la adquisición de deudas, todo lo cual se traduce en la posibilidad de negociar un nuevo lugar en el grupo social que no tendría en la localidad de origen.

5. Escapar del destino asignado. El ingreso a nuevas formas de vida permite a las mujeres, escapar de los mandatos de subordinación o al menos, fl exibilizarlos. Ello, sin embargo, depende de las posibilidades específi cas de cada mujer, de la identifi cación de aliadas en el proceso de la migración y de las condiciones de las propias familias de mujeres migrantes. Puede ser que ese proceso ya hubiere iniciado desde la localidad de origen y el proceso migratorio lo acelere o puede ocurrir que se descubra esa nueva posibilidad en el proceso de la migración.

6. La construcción de nuevas expectativas de vida grupales. El conjunto de condiciones en que ocurre la estancia de migración de las mujeres, da por resultado una valoración positiva no sólo para ellas individualmente, sino para el conjunto del grupo.

Los avances de las mujeres migrantes, medidos en la transformación de las condiciones de vida en el lugar de llegada, se convierten factores propiciatorios para la migración de nuevos miembros y aún, de toda la familia.

El cruce de distintas fronteras por parte de las mujeres migrantes del tercer período puede provocar verdaderos cambios en el sistema sexo/ mundo, aún cuando procedan de lugares rurales. Las mujeres migrantes tienen la posibilidad de apropiarse de los derechos de las mujeres del lugar de llegada, de otra forma de ser mujer, de otra relación entre los sexos. Esto marca una diferencia profunda con los hombres en las mismas situaciones, porque los hombres se apropian de los derechos laborales de los trabajadores del lugar de llegada, pero no amplían su campo de subjetividad. Medidas públicas frente a la migración de mujeres Cuando las políticas migratorias consideran al varón como el sujeto de la migración laboral, se corre el riesgo de establecer medidas no adecuadas a las condiciones de las mujeres migrantes. También se corre el riesgo de perpetuar y profundizar la tradicional división sexual del trabajo De aquí, de allá. Migración y desarrollo local 29 y aumentar los riesgos en que transcurre la migración de las mujeres. En todo caso, cuando las políticas toman en cuenta la migración de las mujeres, parten del presupuesto de un concepto homogéneo de familia como ámbito de socialización de la generación siguiente, en cuyo interior las mujeres conforman su identidad a partir de priorizar la dedicación a los otros (esposo, niños, ancianos, enfermos). Las políticas migratorias relacionadas con la migración femenina refuerzan el papel tradicional de las mujeres ya que su fi n es la sobrevivencia de la familia patriarcal a través de acciones de reunifi cación familiar. En este sentido es preciso vincular las acciones del Estado a partir de la perspectiva de género que contribuya a debilitar los mecanismos de invisibilización de las mujeres en la migración, mostrar los rasgos específi cos de la migración de las mujeres y establecer nuevas articulaciones entre el Estado, el mercado y la familia a fi n de favorecer el proceso de empoderamiento de las mujeres migrantes.

Conclusiones: migraciones de mujeres, nuevos desafíos Un aspecto sobresaliente de las migraciones dentro del sistema mundo es la migración de mujeres con un proyecto desvinculado del hombre y por lo tanto, fuera de las concepciones de la familia patriarcal. En los lugares de llegada, las mujeres ponen a prueba el sistema de relaciones de género aprendido en sus lugares de origen. Si bien es un proceso que se observa en tiempos recientes, la carencia del estudio de migraciones a partir de las mujeres como punto de partida, ha llevado a la no generación de los instrumentos teóricos y metodológicos necesarios para su estudio. Es necesaria la construcción de nuevas pautas interpretativas que den cuenta de la emigración femenina a partir de sus propias características y deje de ser tratada como migración masculina. No obstante la visibilidad de las mujeres migrantes en los lugares de llegada, su ocultamiento estadístico, su no construcción como sujeto social con demandas propias, provoca que los estudios sobre migraciones no refl ejen la realidad migratoria vigente.

El establecimiento de políticas de unión familiar, en torno a la migración internacional difícilmente toma en cuenta las características 30 De aquí, de allá. Migración y desarrollo local de la migración de las mujeres ya que se enfocan a perpetuar el papel de la mujer en el orden de la familia patriarcal. De ahí la importancia del establecimiento de cambios en los instrumentos estatales y órdenes jurídicos que permitan a las mujeres potencializar los cambios de su realidad cambiante y posibiliten la apropiación de las mujeres de mayores capacidades. También es preciso hacer patentes los espacios que generan discriminaciones ocupacionales y salariales ya que no se corresponden con la capacitación y escolaridad real de las mujeres.

Las temáticas abiertas a partir de la migración femenina la convierten en pieza clave, en asunto pendiente, dentro de las agendas públicas de los Estados y los organismos internacionales. Hasta ahora los instrumentos regulatorios han enfocado las distintas formas de discriminación de las mujeres migrantes dentro del espectro de discriminación general de las mujeres. También, los instrumentos regulatorios internacionales han permitido establecer acciones en pro de la defensa de derechos humanos de las mujeres migrantes. Sin embargo, no es sufi ciente, porque de lo que se trata es de introducir los tópicos de la migración femenina dentro de las agendas públicas estatales e internacionales a fi n de establecer políticas centradas en las mujeres migrantes. Políticas y acciones que sean adecuadas, oportunas y que permitan construir ámbitos de equidad para las relaciones de género.

A pesar de que la mayoría de los cruces de frontera son recuperados por la ideología tradicional que las refuncionaliza para su propia reproducción, los procesos ocurren y tienden hacia nuevos lugares sociales. Pareciera que las mujeres migrantes realizan una transformación del sistema sexo/mundo de manera callada, permanente, que socava las relaciones inequitativas, desiguales y desigualadoras, de género y abre nuevas posibilidades para la transformación de la subjetivización de las mujeres migrantes. Mujeres de la otra orilla Ángela perdió un hijo en la colonia precaria de Tijuana, La Esperanza, debido a un incendio que consumió casi todo el poblado mientras ella y sus hermanas trabajaban de noche en la maquiladora. Aún así no se De aquí, de allá. Migración y desarrollo local 31 planteó el regreso, porque para mujeres como Ángela no hay regreso.

«No voy a volver aquí, a la comunidad. Me voy a llevar a mi hermana Maribel ahora que salga de la secundaria. Ya casi todos estamos allá: Zenaida, Simona, mi hermano y yo. Yo le digo a mi mamá que para qué se queda. Cuando va allá con nosotros viene toda gordita, aquí vuelve a adelgazar porque no tiene la misma comida» (Ángela, 2004).

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1647 - Investigaciones socioambientales, educativas y humanísticas para el medio rural
Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores)

Este libro es producto del trabajo desarrollado por un grupo interdisciplinario de investigadores integrantes del Instituto de Investigaciones Socioambientales, Educativas y Humanísticas para el Medio Rural (IISEHMER).
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